martes, 19 de febrero de 2013

T

THEO LAWRENCE

De modo que hago lo que cualquier chica haría cuando un chico guapísimo le salva la vida en las sórdidas Profundidades de Manhattan: dejo que me saque de allí.

(Aria, Mystic City: La Ciudad del Agua, Theo Lawrence)

De repente, de algún rincón de mi interior, surge una pregunta precipitadamente.
- ¿Y si no quiero casarme con Thomas? -le digo, y pienso en el chico de mis sueños..., quienquiera que sea.
Espero a que mi padre me grite. O me dé una bofetada. Pero no hace ninguna de las dos cosas.
En lugar de eso, apoya las manos contra el cristal, extendiendo los dedos.
- Yo fui joven una vez, Aria, y Tuve sueños... sueños que no coincidían necesariamente con lo que mi padre quería de mí. -La expresión de mi padre se suaviza por un momento-. Puse a mi familia por delante de mí mismo, y así es como construí mi vida. No hay elección cuando tu familia está implicada. -Hace una pausa-. Si no eliges a tu familia, Aria, entonces nosotros no te elegiremos a ti. Quedarás oficialmente excluida, como si no hubieses existido nunca.

(Johnny y Aria, Mystic City: La Ciudad del Agua, Theo Lawrence)

J.:
No sé cuánto tiempo voy a poder seguir así. ¿Estás preparada para ser sincera? Sé que te da miedo lo que pueda ocurrir si reconocemos nuestro amor, pero ¿qué es lo peor que puede pasar, que nuestras familias renieguen de nosotros y vivamos en medio de la pobreza, pero una vida llena de amor? ¿O que dejemos Nueva York y nos vayamos a otra parte? Claro que no tendremos dinero, pero no hay nada tan terrible como no poder quererte durante el resto de mi vida. ¿Por qué esperar? ¿Dudas de mí, de nosotros? Dilo y gritaré mi amor por ti desde el punto más alto de las Atalayas hasta los canales más bajos.
Te quiero.

R.

(Johnny y Aria, Mystic City: La Ciudad del Agua, Theo Lawrence)

- Espera -replico cuando se dispone a cogerme de la mano. Nuestros dedos se tocan y mi mano vibra con energía.
Él se aparta.
- Perdona. Se me olvidaba lo peligroso que puede ser tocarte para ti, no estoy acostumbrado a tratar con...
- ¿No místicos?
Hunter esboza una sonrisa.
- Iba a decir chicas. Pero sí, claro. No místicos.

(Hunter y Aria, Mystic City: La Ciudad del Agua, Theo Lawrence)

- ¿Qué estás haciendo aquí? -le susurro con aspereza-. ¿Estás loco?
- Estoy aquí para verte -dice, agarrándose con las manos a ambos lados del alféizar para mantener el equilibrio-. Y sí, estoy un poquito loco. Pero nada que no puedas manejar. ¿Por qué has salido corriendo antes?
Lanzo una mirada a la puerta de mi habitación.
- Podrías despertar a todo el mundo si te quedas. Dudo de que se alegren demasiado de que un místico se cuele a hurtadillas por mi ventana.
Hunter levanta las manos.
- No me estoy colando. Me has abierto la ventana. Eso cuenta como una invitación, ¿no?
- No -contesto-. No lo es.

(Hunter y Aria, Mystic City: La Ciudad del Agua, Theo Lawrence)

- Aria -me susurra al oído.
- ¿Sí?
- Bésame.

(Hunter y Aria, Mystic City: La Ciudad del Agua, Theo Lawrence)

- Quiero una explicación -me exige cuando vuelve a entrar en la habitación y cierra las puertas del balcón-. ¿Qué crees que estás haciendo, Aria?
- Nada -contesto, y me doy cuenta de lo ridículo que debe de sonar. Mi hermano ha entrado en mi habitación y ha visto a un chico de aspecto peligroso ahí de pie, que ha desaparecido en una fisura mística. Como respuesta, <<nada>> no es que sea suficiente...
- ¿Te has estado viendo con un místico a espaldas de todos? -me pregunta Kyle, escupiendo las palabras como si fuesen veneno-. ¿A espaldas de tu prometido? ¿Cómo has podido?
- No Kyle. -Me tiembla todo el cuerpo-. No es eso...
- ¿Qué es entonces? ¿Tienes idea de lo que harían papá y mamá? ¿Estás loca, Aria? Estás jugando con fuego.4
- No era nadie.

(Kyle y Aria, Mystic City: La Ciudad del Agua, Theo Lawrence)

- Te doy un poco de libertad, ¿y la utilizas para jueguecitos?
- ¿Jueguecitos? -Me sorprende lo enfadada que estoy-. ¡Tú eres el de los jueguecitos!
Mi padre me da una bofetada. Me escuece, pero ni de cerca tanto como saber que es capaz de pegarme.

(Johnny y Aria, Mystic City: La Ciudad del Agua, Theo Lawrence)

- Podemos parar en cualquier momento, Aria. Me rendiré. Solo dime cuándo.
- Nunca -contesto, apretándole la mano con aún más fuerza-. Vamos.

(Hunter y Aria, Mystic City: La Ciudad del Agua, Theo Lawrence)

- Bien, enciérrame. Eso no significa que no vaya a encontrar el modo de escapar... lo he hecho antes, y puedo hacerlo de nuevo. Tú ponme a prueba.

(Aria, Mystic City: La Ciudad del Agua, Theo Lawrence)





TRICIA LEVENSELLER

En los labios del monarca aparece otra mueca divertida, y yo no puedo evitar admirar cuánto más apuesto llega a ser con ese gesto. —Bailad conmigo —dice.
Padre se endurece tanto que uno podría pensar que se ha convertido en piedra.
—¿Es eso una orden o una petición? He sido informada de que colgáis a las muchachas que se os acercan demasiado.
—No las cuelgo. A esas muchachas se les pide que dejen la fiesta. Así que, mientras respetéis las distancias, no haré que se os despida.
No estoy preparada para ceder todavía.
—¿Hay alguna diversión en un baile en el que no podéis tocar a vuestra pareja?
—Aceptad mi invitación y lo averiguaréis.

(Alessandra y Kallian, Una corona de sombras, Tricia Levenseller)


—¿Por qué estoy aquí? —pregunto.
El monarca entrelaza los dedos ante sí y apoya su mentón en ellos.
—Tengo un consejo respirándome en la nuca. Tengo diecinueve años. Un rey joven, dicen, y hasta mi vigésimo primer cumpleaños tendré que solicitarles permiso para todo lo que haga y acatar sus recomendaciones acerca de todo. Lo que más quieren es que encuentre esposa y asegure que, en caso de que algo me ocurriese, ya hubiera un heredero.
Mantengo la respiración mientras prosigue:
—No tengo ninguna intención de tomar esposa o de tener herederos. Tengo un imperio que construir y traidores que erradicar de mi propia corte. Lo que necesito es que el consejo deje de perseguirme, y si pareciese que estoy cortejando a alguien, lo conseguiría.
»Estáis aquí, lady Stathos, porque estoy buscando una amiga. Alguien que no esté interesada en ser reina, como vos no lo estáis. Alguien que no tema decirme qué piensa sin importar si cree que no me gustará. Y nuestra amistad, además, tendrá la ventaja de apaciguar al consejo.
»Sois hermosa —continúa—. Pero no tan hermosa como para tentarme. Sois todo lo que estoy buscando. Sois perfecta.
No tengo palabras. Para no tener la boca abierta hasta la mesa, tomo otro bocado de tarta.
«Sois perfecta», ha dicho. Justo después de «no tan hermosa como para tentarme». Quiero abofetearlo. Quiero besarlo. Quiero arrojarle mi tarta a la cara al menos tanto como quiero terminar el delicioso postre.

(Alessandra y Kallian, Una corona de sombras, Tricia Levenseller)

 

—¿Qué miráis?
—Eso debería ser obvio. ¿Tal vez deberíais preguntarme en qué estoy pensando, más bien? —Sus ojos son fuego vivo, y me pregunto cuán peligroso podría ser hacerle esa pregunta. Pero lo hago de todos modos.
—Estoy pensando —contesta— que sois hermosa, y que todo hombre sentado a esta mesa desearía ser yo en este momento.
Mi estómago empieza a palpitar.
—Sois el rey. Todo hombre desea ser vos.
—No. Todo hombre desearía teneros a su lado.
—Dijisteis que no era lo suficientemente hermosa como para tentaros —le recuerdo.
Coge la servilleta de su regazo y se limpia los dedos con ella.
—Os mentí. Sois la cosa más impresionante que jamás haya pisado mi palacio.
Mantenemos la mirada. Estoy desarmada y no puedo evitar mantener la conexión chispeante entre nosotros.
Y aunque sé que no va a quebrantar la ley —todavía no— para mí, saber que tengo algún poder sobre él provoca una lenta sonrisa en mis labios.
Él los mira, a esa mancha roja que agracia mi piel.
—¿Por qué me decís esto? —pregunto al fin. Y entonces lo entiendo—: No queréis que pase más tiempo con Leandros.
—Os quiero toda para mí —admite.

(Alessandra y Kallian, Una corona de sombras, Tricia Levenseller)

 

—Vos y yo estamos jugando a un juego muy peligroso —dice, finalmente.
Me quito la peluca y dejo que cuelgue de mis dedos mientras sacudo mi verdadero pelo.
—Solo nos hemos disfrazado un poco. Y ha sido una pequeña caída. Apenas peligrosa —lo tranquilizo, ofreciéndole una sonrisa.
Los ojos de Kallias me perforan con la fuerza de una cometa ardiente.
—No me refería a ese juego. —Sus ojos corren hacia mis labios por un momento, antes de que se dé la vuelta sobre sus talones y se vaya.

(Alessandra y Kallian, Una corona de sombras, Tricia Levenseller)

7 comentarios:

- Bella - dijo...

Va, esto no se hace. ¡Pedazo de fragmentos! Mira que con un simple "bésame" se me han puesto los pelos como escarpias :D Me encanta.

*3* No sé si lo dije, pero me gusta mucho mucho la cabecera nueva.

Vir dijo...

Me han gustado mucho los fragmentos, muchos de ellos también los señalé yo mientras leía :D

Un beso!

Dyalia dijo...

Me encantan todas y cada uno de ellas *o* Solo con leerlos, me ha quedado claro que tengo que conseguir el libro pronto *.*
Besitos y gracias por compartir ^-^

Leafa dijo...

Aix, tengo muchas ganas de leer este libro. Además, el nombre de la chica me encanta ^^
Besos!

Anita dijo...

Creo que me he spoileado un poco pero bueno xD asi que no tardare en hacerme con este libro.
Saludos!

Wendy dijo...

Ya sabes lo que pienso del libro, así que las citas no me emocionan (cara de indignada xD)

Muakissssssssss

Freyja Valkyria dijo...

Jo, ahora me han entrado ganas de leerlo XD

Un besote guapa ^^