- ¿Creéis que nuestra libertad, por la que renunciamos a todas las posesiones, no es más grande que la de las estúpidas gaviotas? ¿Qué nuestro reino son sólo unas cuantas rocas junto a vuestras ricas islas?
(Irían, En el Otro Viento, Ursula K. Le Guin)
- ¿Cuándo comenzaré mi aprendizaje, Señor?
- Ya ha empezado -respondió Ogión.
Hubo un silencio, como si Ged estuviera callando algo. Al fin dijo:
- ¡Pero si aún no he aprendido nada!
- Porque no has descubierto lo que estoy enseñándote.
(Ged y Ogión, Un Mago de Terramar, Ursula K. Le Guin)
- ¿Para qué sirve, maestro?
- Para nada, que yo sepa.
Ged conservó un momento la cápsula de semillas en la mano, mientras reanudaban la marcha; luego la tiró.
- Cuando sepas reconocer la cuatrifolia en todas sus sazones, raíz, hoja y flor, por la vista y el olfato, y la semilla, podrás aprender el verdadero nombre de la planta, ya que entonces conocerás su esencia, que es más que su utilidad. ¿Para qué sirves tú, al fin y al cabo? ¿O yo? ¿Qué utilidad prestan la montaña de Gont y el Mar Abierto?
Caminaron otro kilómetro y Ogión dijo por último:
- Para oír, hay que callar.
(Ged y Ogión, Un Mago de Terramar, Ursula K. Le Guin)
- ¿Acaso el hábito hace al mago? -preguntó con hosquedad.
- No -respondió el otro-, mas he oído decir que los modales hacen al hombre. ¿A dónde quieres ir ahora?
(Ged y Jaspe, Un Mago de Terramar, Ursula K. Le Guin)
- Alguna maldición pesa sobre él -dijo Murre, siguiendo a Ged con una mirada temerosa.
- Yo creo que ese viaje está conduciéndolo a la muerte -dijo Milenrama-, deeso tiene miedo, y sin embargo sigue adelante.
(Murre y Milenrama, Un Mago de Terramar, Ursula K. Le Guin)
- (...) Tengo que ir a donde me lleva mi destino y dejar atrás las costas luminosas. Tuve mucha prisa y ahora no me queda tiempo. Cambié toda la luz del sol, y las ciudades y las tierras lejanas por un puñado de poder, por una sombra, por la oscuridad.
(Ged, Un Mago de Terramar, Ursula K. Le Guin)
- ¿Y por qué ahora?... ¿por qué razón has cambiado de opinión al respecto? Al principio no querías saber nada.
- Es cierto. Pero quiero entender lo que tanto os fascina a todos -miró pensativa hacia un lado-. Jamie estaba convencido de que este juego no era un simple juego. Tenía su teoría.
Con cierto nerviosismo giraba el paquete entre sus manos y seguía hablando.
- Jamie creía que había algo más detrás de un juego como este. Un objetivo, ¿me entiendes? Alguien tiene que sacar algún provecho de las cosas que suceden en la realidad. Por eso hice algunos comentarios diciendo queestaba interesada en tener una copia.
(Nick y Emily, Erebos, Ursula Poznanski)
- Me acaba de dar una respuesta. ¿Cómo funciona?
- Ni idea -dijo Nick-. Esta es una de las peculiaridades del juego.
(Nick y Emily, Erebos, Ursula Poznanski)
- Debemos tener cuidado, Nick. Sobre todo tú. Hace poco Colin hizo un comentario muy extraño: <<Ya es hora de pararle los pies a Nick>>. Eso fue poco después de que os pelearais delante de toda la cafetería. No lo eches en saco roto.
(Emily, Erebos, Ursula Poznanski)
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