DAN KROKOS
Por la muñeca de Peter cae una gota de sangre.
- No me has roto la nariz -señala.
- Lástima.
- No, así es mejor -contesta-. Si no, te la hubiera roto yo a ti.
- ¿Pegarías a una chica?
- Nos pasamos el día pegándonos.
(Peter y Miranda, Falsos Recuerdos, Dan Krokos)
Permanecemos así durante un largo minuto: yo apunto a Noah, Olive me apunta a mí, Noah apunta a Peter y Peter se limita a sujetarse la cabeza. Finalmente parpadea unas cuantas veces y levanta su pistola hacia Olive.
- Me parece que voy a cerrar el círculo -dice.
(Peter, Falsos Recuerdos, Dan Krokos)
- Deberías elegirme para que me mataran -dice Noah-. Peter es el líder.
Habla sin darle importancia, como si estuviera sugiriendo qué beber y no quién matar.
- Oh, por favor -interviene Peter con el mismo tono neutro-. Amas a Noah. Si eliges que muera él, te arrepentirás toda la vida.
Noah gruñe.
- ¿Bromeas? Os he visto cogiditos de la mano. he sido testigo de esa mierda. Me odia por lo que le hice.
- No te odio -replico.
No sé lo que siento, pero no es odio.
(Peter, Noah y Miranda, Falsos Recuerdos, Dan Krokos)
Peter me sostiene la mirada:
- Aún lo amas.
- No -susurro.
- Sí. Lo veo.
- No, Peter. ¿Cómo podría? Ni siquiera puedo perdonarlo.
- Sí puedes. Está sucediendo ahora mismo, lo veo.
(Peter y Miranda, Falsos Recuerdos, Dan Krokos)
- ¿Por qué eres tan bueno conmigo, Peter?
Mi cabeza cae hacia atrás, contra el árbol. Me pesan demasiado los párpados para mantenerlos abiertos. Experimento la vaga sensación de sus manos deslizándose por debajo de mí, la ingravidez cuando me levanta y me acuna contra su fuerte pecho.
Al borde del sueño le oigo susurrar:
- Eso es algo que solo yo sé y que tú no descubrirás nunca.
(Peter y Miranda, Falsos Recuerdos, Dan Krokos)
¿Quién soy?
hemos descansado poco pero ahora, tras la seguridad del cristal que permite ver la ciudad vacía, entiendo lo que me impulsa: quiero saber quién soy, no solo quien fui, y en qué podría convertirme.
Quién soy.
¿es pedir demasiado?
(Miranda, Falsos Recuerdos, Dan Krokos)
DAN WELLS
Era precioso: tan caliente que los rojos y naranjas se convirtieron enseguida en un amarillo blanquecino y cegador, tan caliente que la gente se apartó y yo me quité el abrigo. […] La mayoría de los fuegos crepitan, pero en realidad ésa no es su lengua, sino que es la madera la que habla. Para oír el fuego hace falta una hoguera grande como aquélla, un horno tan potente que ruja con su propia corriente de aire. Me agaché cerca y oí su voz, un aullido susurrado de júbilo y rabia. […]
El fuego no se conforma; el fuego no tolera; el fuego no se las arregla meramente para sobrevivir. El fuego hace.
El fuego es.
(No Soy un Serial Killer, Dan Wells)
DANIEL GLATTAUER
Ocho minutos después
Fw:
¡Ah..., ahí vuelve a escribir Emmi! Emmi. Emmi. Emmi. Estoy un poco borracho, pero sólo un poco. Me he pasado toda la tarde bebiendo y esperando que sea medianoche, que venga Emmi a visitarme. Sí, es verdad. No es la primera botella. Añoro a mi Emmi. ¿Quieres venir a casa? Apagaremos la luz. No tenemos por qué vernos. Sólo quiero sentirte, Emmi. Cerraré los ojos.
(…)
Estoy un poco borracho. Pero no mucho. ¿Vienes, Emmi? ¿Nos besamos? Mi hermana dice que eres hermosísima, Emmi, seas la que seas. ¿Has besado alguna vez a un desconocido? Voy a tomar otro trago de vino blanco del Friuli. Bebo a nuestra salud. Ya estoy un poco borracho. Pero no mucho. Ahora te toca a ti de nuevo. Escríbeme, Emmi. Escribir es como besar, pero sin labios. Escribir es besar con la mente. Emmi, Emmi, Emmi.
(Leo Leike, Contra el Viento del Norte, Daniel Glattauer)
<<Esa mujer -le dije-, me da la posibilidad de pensar en alguien que no seas tú, Marlene, y aun así sentir algo parecido. Me emociona, me altera, a veces me dan ganas de mandarla a la Luna de una patada, pero con las mismas ganas iría a buscarla y me la traería de vuelta. La necesito aquí en la Tierra. Ella sabe escuchar. Es lista. Es divertida. Y lo más importante: está ahí cuando la necesito>>.
(Leo Leike, Contra el Viento del Norte, Daniel Glattauer)
Pero Mia no se contenta con esa explicación. Dice: <<Emmi no necesita distracciones. Nunca se esforzaría por tener una "distracción". Cuando Emmi hace un esfuerzo, es que "quiere" algo. Y cuando Emmi quiere algo, no sólo quiere mucho: cuando Emmi quiere algo, lo quiere todo>>.
(Leo Leike, Contra el Viento del Norte, Daniel Glattauer)
Cinco minutos después
Fw:
No quiero hacer ningún papel. Seré el que soy. Y tú me veras tal como soy. Al menos me verás tal como crees que soy. O tal como quieres creer que soy.
(Leo Leike, Contra el Viento del Norte, Daniel Glattauer)
Tres minutos después
Re:
Los viejos tiempos no pueden repetirse. Como su nombre indica, son viejos. Los nuevos tiempos nunca pueden ser como los viejos. Cuando lo intentan, parecen viejos y agotados, como quienes los echan de menos. Nunca deberían añorarse los viejos tiempos. El que añora los viejos tiempos es un viejo añorante. ¿Puedo confesarte una cosa? Lo único que quería era volver a casa... con Leo.
(Emmi Rothner, Contra el Viento del Norte, Daniel Glattauer)
Dos horas escasas después
Re:
¡Pero, hombre...! Ahora son las 23.43, Leo. ¿Sigues soñando o ya estás durmiendo? Si no, te pregunto:
1) ¿De veras querías que fuera a tu casa?
2) ¿Aún quieres que vaya a tu casa?
3) ¿Por casualidad no estás «un poco borracho» otra vez?
4) ¿Qué te figuras que haríamos si fuera a tu casa?
Cinco minutos después
Fw:
Querida Emmi:
1) Sí. 2) Sí. 3) No. 4) Lo que surja.
(Leo y Emmi, Contra el Viento del Norte, Daniel Glattauer)
DANIEL HERNÁNDEZ CHAMBERS
─¿Y qué eres tú, Sophie? ─la interrogó Raíz─. Pareces una chica, pero tienes que ser más que eso. Si no, no estarías aquí. ¿Qué eres, Sophie?
(Un Fragmento de Noche en un Frasco, Daniel Herández Chambers)
DAVID MATEO
─Es duro convivir con dos pasados ─continuó Aurora─. Sueles cargar con el que sabes que es indiscutiblemente cierto, pero hay otro que solo se percibe en las pesadillas que quedan en el subconsciente. Alguien me robó un minuto de vida. Un minuto n este mundo, pero… ¿cuántos minutos en el mundo del otro lado del espejo?
(Noches de Sal, David Mateo)
DIANA WYNNE JONES
- ¡Qué mujer más directa! He llegado a ese punto en mi carrera en que necesito impresionar a todo el mundo con mi poder y maldad. No quiero que el Rey piense bien de mí. Además, el año pasado ofendí a alguien muy poderoso y tengo que mantenerme alejado.
(Howl, El Castillo Ambulante, Diana Wynne Jones)
- ¿Va a dejar Howl que me quede aquí?
- Si te deja, nunca conseguirás que te lo diga -contestó Michael-. Odia comprometerse.
(Michael y Sophie, El Castillo Ambulante, Diana Wynne Jones)
Llegó al rellano y se encontró con Howl en el umbral de su cuarto. Estaba apoyado indolentemente sobre una mano y le bloqueaba totalmente el paso.
- Ni se te ocurra -le dijo en tono agradable-. Me gusta sucio, gracias.
Sophie lo miró con la boca abierta.
- ¿De dónde has salido? Te he visto marcharte.
- Eso ha sido para despistar -dijo Howl-. Ya has sido bastante mala con Calcifer y Michael. Era lógico que hoy me tocara el turno a mí. Y a pesar de lo que te haya dicho Calcifer, soy mago. ¿O es que creías que no podía hacer magia?
(Howl y Sophie, El Castillo Ambulante, Diana Wynne Jones)
Howl le pasó la manga por delante de la cara.
- Eh, eh. No seas curiosa.
- ¡No soy curiosa! -dijo Sophie-. ¡Esa habitación...!
- Sí, sí que eres curiosa -dijo Howl-. Eres una anciana horriblemente curiosa, terriblemente mandona y espantosamente limpia. Contrólate. Nos estás amargando la vida a todos.
(...)
- ¡Pero estoy aquí precisamente para poner orden! -le gritó a Howl.
- Pues entonces búscale un nuevo significado a tu vida -replicó Howl.
(...)
- Vuelve dentro, vieja hiperactiva, y búscate otra cosa con que jugar antes de que me enfade. Odio enfadarme.
(...)
- Claro que odias enfadarte -replicó-. No te gustan las cosas desagradables, ¿verdad? ¡Eres escurridizo como una anguila, eso es lo que eres! ¡Te escabulles de todo lo que no te gusta!
Howl esbozó una sonrisa forzada.
- Estupendo -dijo-. Ya conocemos cada uno los defectos del otro. Ahora vuelve adentro. Vamos. Media vuelta.
(Howl y Sophie, El Castillo Ambulante, Diana Wynne Jones)
- ¡Pues no! -gritó Howl- ¡Soy un cobarde! La única manera de atreverme a hacer algo tan terrorífico como esto es convencerme a mí mismo de que no lo voy a hacer!
(Howl, El Castillo Ambulante, Diana Wynne Jones)
3 comentarios:
El último fragmento es curioso, nunca lo hubiese escrito así!
Leo, leo, leo... que nos ha dejado a la inmensa mayoría de mujeres medio traspuestas con sus palabras para la soñadora de Emmi.
Es uno de los mejores libros que he leído y un personaje que me llegó mucho. Me tiene loca!! >.< jaja
Un besote y gracias por todos esos fragmentos ;)
Después de leer esto, tengo más ganas de leer el libro >///<
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