Reseña Elantris

DATOS

Título: Elantris.
Título Original: Elantris (2005).
Saga: No.
Autor: Brandon Sanderson.
Editorial: Ediciones B.
Precio: 12 €.
Género: Fantasía.
Núm. Páginas: 639.
Continuación: en Legión y el alma del emperador.

SINOPSIS

La ciudad de Elantris, poderosa y bella capital de Arelon, había sido llamada la “ciudad de los dioses”. Anñao famosa sede de inmortales, un lugar repleto de poderosa magia, Elantris ha caído en desgracia. Ahora sólo acoge a los nuevos “muertos en ida”, postrados en una insufrible “no-vida” tras una misteriosa y terrible transformación.

Una matrimonio de estado destinado a unir los dos reino de Arelon y Teod se frustra, ya que el novio, Raoden, el príncipe de Arelon, sufre inesperadamente la Transformación y se convierte en un “muerto en vida” obligado a refugiarse en Elantris. Su reciente esposa, la princesa Sarene de Teod, creyéndole muerto, se ve obligada a incorporarse a la vida de Arelon y su nueva capital Kae.

Mientras, el embajador y alto sacerdote de otro reino vecino, Fjordell, va a usar su habilidad política para intentar dominar los dos reinos de Arelon y Teod, con el propósito de someterlos a su emperador y su dios.

RESEÑA

Desde luego hacía un tiempo que la fantasía necesitaba de una cierta renovación en sus esquemas. Ya lo he dicho antes, cuando reseñé El aliento de los dioses, pero creo que Brandon Sanderson realiza una tarea muy digna a este respecto.

Quizás la estructura de los dos libros sea similar, que no la historia, y muchísimo menos, los personajes. Pero antes de entrar en materia, haré un breve resumen del libro. A mi manera, nada que ver con la sinopsis.

Para empezar tenemos tres protagonistas: Raoden, Sarene y Hrathen, a los que de un modo totalmente subjetivo apodé como genial, interesante y aburrido. Por decirlo de otro modo, el autor alterna capítulos de estos tres personajes en este orden, y los capítulos de Raoden se me hacían cortos y emocionantes, los de Sarene eran buenos, pero no los esperaba con tantas ganas como los de Raoden y para acabar, siempre temía los de Hrathen, porque sobre todo al principio, me aburrían como una ostra.

Y sí, eso es lo peor que tiene el libro: unos cuantos capítulos aburridos y un poco lentos. Por lo demás, quizás no perfecto, pero sí me parece una muy buena lectura.

La historia es interesante, porque he olvidado mencionar a la otra gran protagonista, la ciudadela de Elantris. Todo gira en torno a ella, aunque a veces se nos distraiga con temas como el reino y la religión, la trama central y todos los acontecimientos que suceden en el libro tienen su fuente y su final en Elantris. La ciudad de los “muertos en vida”. Su pasado lleno de esplendor, su deplorable presente, ¿qué ocurrió? ¿Por qué? ¿Tiene solución? La tiene, ¿verdad? Yo esas preguntas me las hice varias veces a lo largo de mi lectura.

También están los personajes, y esta vez no hablo de los protagonistas, sino de todo el gran elenco de secundarios que los rodean. Tanto Raoden como Sarene tienen una gama de personajes a su alrededor de lo más entrañable, algunos un tanto insoportables, pero de la mayoría te encariñas con facilidad. Shuden es un personaje del que enamorarse, Roial es entrañable y Eondel simplemente impone con su sola mención, por mencionar algunos de mis favoritos particulares.

Con este conjunto de historia y personajes se desarrolla la novela, en un mundo ingenioso y propio del autor, que por ahora está demostrando una gran capacidad a la hora de inventar nombres extraños (y difíciles de pronunciar). Hasta que llegamos al final del cuento. ¿Qué decir sobre el final? No me decepcionó, lo que ya es un gran punto a su favor, especialmente porque hay muy pocos libros que consigan un cierre digno.

Poco más me queda que añadir. Una buena historia con buenos personajes, bien llevada y bien desarrollados, un buen final y una narrativa a la altura de las circunstancias. En lo personal, fuera de lo mencionado no tengo quejas al respecto de este libro. Lo disfruté enormemente y en cuanto pase algo de tiempo, pienso volver a disfrutarlo con una relectura.

PERSONALMENTE